Si yo siempre he tenido caries, ¿mi hijo también las tendrá?

Hay bastante tendencia a pensar que si durante nuestra vida hemos visitado con frecuencia al dentista por problemas de caries, esto también le ocurrirá irremediablemente a nuestros hijos. Sin embargo, la caries es una enfermedad infecciosa y multifactorial, es decir, requiere de la presencia de bacterias específicas (con las cuales no nacemos afortunadamente) y depende de muchos factores, que nos hacen más o menos resistentes a ella. Hoy en día, afortunadamente, se insiste mucho más que antes en la PREVENCIÓN, que tantas enfermedades nos evitará si invertimos un poco de tiempo en ella.

Los principales factores relacionados con la caries son: dieta rica en azúcares, higiene dental insuficiente, presencia de bacterias generadoras de caries  y factores individuales como la cantidad y características de la saliva. Algunos de estos factores difícilmente podremos modificarlos, sin embargo, sí podemos controlar los azúcares, mejorar nuestra técnica de higiene oral y evitar el contacto temprano con las bacterias que generan caries.

Que el azúcar está cada vez más presente en todo lo que tomamos no es una novedad. Es un verdadero esfuerzo escapar de él: las baldas del supermercado están repletas de alimentos con exceso de azúcar, incluso en los alimentos más insospechados. Hay altas cantidades de azúcares en bollería industrial, zumos envasados, refrescos, ketchup, colacao y la lista es interminable. Intentar evitar esos alimentos y sustituirlos por alternativas saludables es complicado pero posible, así como evitar que todo el mundo premie con dulces a nuestros hijos. Hablaremos más en detalle sobre todo esto otro día.

En cuanto a la higiene bucal, es nuestra mejor defensa contra el azúcar y las bacterias. El cepillado debe comenzar en cuanto aparece el primer diente y debemos incorporar el uso de seda dental cuando haya contacto entre los dientes, ya que el cepillado deja un 40% de las superficies del diente sin limpiar y entre dientes las bacterias de la caries viven muy cómodas. El uso de flúor también nos ayuda a defendernos de la desmineralización previa a la caries.

Me gustaría hacer especial hincapié en la importancia de retrasar todo lo posible el contacto del bebé con las bacterias de la caries. Para ello es FUNDAMENTAL que tanto padres como cuidadores o personas que pasen mucho tiempo con los niños hayan realizado recientemente una revisión bucal completa, ya que si tuvieran caries activas, las bacterias cariogénicas pasarán fácilmente a la boca del bebé con gestos tan cotidianos como soplar la comida, limpiar el chupete que cae al suelo con nuestra saliva, probar la comida del niño con su cuchara, darle un beso en la boca o dejarle que juegue con nuestro cepillo de dientes en su boca, gestos todos ellos a evitar.

En resumen, el mensaje es claro y esperanzador: si has tenido muchas caries, tus hijos no tienen por qué padecerlas irremediablemente. Y lo segundo, asegurarse de que padres y cuidadores tienen bocas sanas y libres de caries sin tratar.

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